12 de octubre de 2007

Porque no lo hay

Ayer un hombre se me acercó con cara de asombro en autobús,
y con un dedo tembloroso señaló el libro que yo estaba leyendo
casi no le salían las palabras al pobre...
... es mi libro preferido...

Dulce sonrisa dibujada, ojos de admiración ante la aparición de un arcoiris,
dulzura de los labios que se encuentran, escaolofrío ante la lluvia que resbala, respuestas lunáticas de noches negras...

Apenas hablamos, pero me alegró el día. Por su sensibilidad, por su sensatez, por causarle alegría con tan poco...

Alegría del hoy, del ahora.

En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay
En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay
En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no hay

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