Y aquí ando, tan lejos y tan cerca a la vez.
Rodeada de un negro resplandeciente, al que mi mirada se va a acostumbrando, y en el que empiezo a ver las rendijas que hilan la telaraña. Tan sólo me falta saber si quiero escapar o quiero quedarme enganchada a ella.
Pero en realidad soy yo quién decide, o la vieja tarantula que me observa con sigilo, quién sabe hace cuánto tiempo.
Por el momento voy a dejar que juegue al escondite, me da miedo perder, pero también ganar...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario